Una vez más desde el equipo de HUNTY queremos mostraros nuestro pleno interés por exponer la realidad de la caza y de la conservación. Hoy queremos hablar de uno de los temas que últimamente se suele hablar en el medio rural y en el que nosotros mismos nos incluimos. Venimos a hablar sobre los buitres, su ecología y comportamiento además de desmentir uno de sus mitos más comunes, el de asesinos. En este primer artículo, procedemos a daros a conocer toda su ecología, características y curiosidades más importantes de esta impresionante ave.
En primer lugar al hablar sobre el buitre se nos viene a la cabeza ese ave “fea”, imponente con una imagen de “mala” y agresiva pero en realidad, para los que no lo conozcan a fondo, el buitre leonado se trata de una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae, y uno de los pocos buitres que se pueden encontrar en Europa junto con el buitre negro, el alimoche y el quebrantahuesos.
Su papel ecológico en el medio es fundamental así como en los terrenos cinegéticos ya que se alimentan de la llamada carroña, animales muertos, cuya carne entraría en un proceso de descomposición avanzado que contribuiría a la propagación de peligrosas enfermedades e infecciones. Ejerce esta función limpiadora que, entre otras cosas, evita la peligrosa propagación de muchas zoonosis que afectarían directamente a nuestras poblaciones más importantes de fauna cinegética.
En cuanto a sus principales características hay que destacar que…
Esta ave puede llegar a los 10 kg de peso, con una envergadura que supera los 2,5 m pudiendo alcanzar los 260 cm. Las plumas son de color ocre o canela en la mayor parte del cuerpo (dorso, zona ventral y mitad anterior de las alas), siendo este el motivo de su apelativo «leonado». Estas plumas leonadas se tornan marrón oscuro o negro en las rectrices de la cola.
Su pico ganchudo, típico de las rapaces, y especializado en desgarrar tejidos, es pardo grisáceo en la base y amarillento pálido en los lados. Los tarsos y dedos son grises y grandes, aunque mucho más débiles que los de otras grandes rapaces, siendo las uñas cortas y romas. Esta circunstancia, a la que hay que añadir especialmente el gran peso y lentitud de estas aves, hace que sea prácticamente imposible que los buitres den caza o maten a otros animales como sí hace el resto de las rapaces.
Su hábitat predilecto consiste principalmente en…
Las zonas habitadas por los buitres leonados suelen ser montañosas, aunque en el llano cualquier pared vertical de más de 50 metros e inaccesible les sirve de buitrera o lugar de descanso.
Estos al amanecer suelen verse en los bordes de los acantilados y barrancos orientados al noreste-este, a la espera de que haga el calor necesario para poder ganar la altura suficiente para rebasar las crestas y las cumbres. Durante el mediodía suelen aprovechar las rutas apoyadas en relieves orientados al sur y suroeste, para posteriormente apoyarse cuando el sol declina en las laderas oeste y noroeste, horas en las que aprovechando las distintas condiciones aerológicas han podido recorrer centenares de kilómetros, y dependiendo de la bonanza aerológica de la jornada pueden sobrevolar el llano o solo mantenerse sobre los relieves montanos, siendo grandes conocedores no solo del vuelo ascendente, sino de las rutas y los vientos apropiados a las distintas alturas para trazar sus recorridos. Al atardecer vuelven a sus refugios, pequeñas repisas situadas preferiblemente bajo un techado de roca y protegidas de los vientos, donde pasan la noche, incuban el huevo cuando es época y sacan adelante a sus crías.
Su distribución no es solo a nivel nacional…
Se trata de una de las pocas especies de buitres que pueden verse en Europa, pues se le puede encontrar en España, Portugal, zonas aisladas de Francia (donde ha sido reintroducido) e Italia, además en buena parte de los Balcanes y Crimea. El resto de su distribución abarca varias partes de África septentrional y Asia occidental, desde Turquía, Arabia y el Cáucaso hasta las estribaciones del Himalaya y el noroeste de la India.
En España se estima una población 30000 parejas, con las mayores concentraciones en Castilla y León, Aragón y Andalucía, entre las que destacan las colonias de las Hoces del río Duratón, Hoces del río Riaza, Arribes del río Huebra y las poblaciones del Cañón del río Lobos, del Valle del Rudrón, Alto Jalón, Campo Taranz, parameras de Maranchón, altos de Barahona y del parque natural del Alto Tajo.
Su famosa modalidad de alimentación…
El buitre está especialmente adaptado para alimentarse de carroña. Gracias a su potente vista localiza cualquier cadáver en las cercanías con las cuales desciende para alimentarse formándose entonces aglomeraciones importantes de buitres, de forma muy rápida, donde no faltan las peleas por las mejores tajadas de alimentos, introduce sin problemas su cabeza y largo cuello, provistos únicamente de un plumón corto en el que la sangre y la carne no se adhieren fácilmente. Su alimentación es importante en la historia, pues fue un animal muy importante en la cultura celtíbera. Los cadáveres de los caídos en combate se dejaban para su alimento y así el alma del guerrero acudía ante los dioses del cielo. Es bastante común también asociarlo a la deidad solar.
Su celo y reproducción…
El buitre muestra su carácter más agresivo no solo durante la alimentación sino que en la época de celo saca toda su “garra”. Estos entran en celo entre los meses de diciembre y abril. En ese momento forman parejas estables y pasan unos 58 días incubando su único huevo, en turnos de entre un día o dos cada uno. Posteriormente se turnan con la misma frecuencia para dar de comer a su cría. El polluelo crece a un ritmo bastante lento, pero constante, pese a esto, y al contrario que otras aves, si no recibe la cantidad precisa de alimento, no puede retrasar su crecimiento y muere de inanición. Las crías supervivientes emprenden su primer vuelo hacia el mes de julio, pero siguen manteniéndose una temporada cerca del nido hasta que creen que ha llegado el momento de independizarse. A los cuatro o cinco años de edad se convierten en ejemplares maduros y se aparean por primera vez.
Los buitres se tratan de aves planeadoras más que voladoras, pues apenas mueven las alas en el aire, permaneciendo cernidos en las altas corrientes durante las horas de más calor del día. Estos pueden pasar horas volando entre alturas de 1800 a 3500 metros sobre el nivel del mar, aunque en días excepcionales puedan llegar a los 6000 metros sobre el nivel del mar y recorriendo desde 50 kilómetros a 300 kilómetros según la potencialidad del aire durante el día en su búsqueda de animales.
Desde Hunty esperamos que este primer artículo sobre el buitre leonado (Gyps fulvus) os haga conocerla a fondo para así haceros cambiar de opinión a muchos sobre esta ave que desarrolla un papel fundamental en la conservación de nuestros ecosistemas.