La temporada montera de Morales Arce ha dado comienzo en pleno corazón de las Villuercas, santuario por excelencia de la montería en Extremadura, cazando su apreciada mancha de “La Hoya del Mortero”.
Durísima sierra de solana que obliga hacer dos sorteos. Un sorteo para monteros que bien por edad o por no tener una buena preparación física, les limita el poder llegar a apostarse en muchas de las cintas colocadas en los 4 cortaderos que se elevan hasta el mismo cielo, con pendientes que rompen las piernas de cualquier montero por muy joven que este sea y aun teniendo una buena preparación física.
En el segundo sorteo, entran ya las cartulinas de los puestos más bajeros, a los cuales se llega a las cintas sin problema accediendo por los carriles a las armadas de Malampo y Camino Viejo.
Con mucho mimo y persistencia, la organización de Morales Arce fue atendiendo semanalmente los comederos desde que el pasto se seca, allá para primeros de junio aquí en tierras extremeñas.
En esta finca “Hoya del Mortero”, obra maestra que dio forma la madre naturaleza, por sus venas corren limpios manantíos de agua que brotan a media falda y fluyen hasta el “pantanete” que tiene la finca en su sopié.
En estos manantíos, se marcaron los mejores puntos para poner los comederos para jabalíes, ciervas y venados, los cuales se han atendido semanalmente desde junio y hasta la misma semana de antes a la fecha marcada para montear la finca.
Desde Morales Arce explican que fue espectacular fue ir viendo, como en estos comederos y aliviaderos de agua, se iban concentrando una cantidad muy importante de cervuno y jabalíes.
Ya en el mes de agosto, aunque teniendo que esperar hasta el 23 de octubre para cazar, se avistaba gran cantidad de animales en la finca, algo positivo antes de dar la montería.
La fecha se iba acercando y la inquietud de esta orgánica era que las ansiadas lluvias otoñales llegaran de forma abundante y en jornadas previas a la montería.
“Pues bien, mis miedos más inquietantes climatológicamente hablando se dieron justamente los tres días antes a la fecha marcada para montear.
Entonces es cuando te das cuenta de nuevo, que cazar en abierto es así de ingrato para aquellos que dan hasta la última gota de sangre en intentar conseguir el mejor plantel posible allá donde va. Pero como he dicho antes la naturaleza te pone en tu sitio, lo asumes y lógicamente lo entiendes. Esto es así, esto es caza pura, sin alambres, sin puertas y no te pertenece ni un solo animal a los cuales has mimado y respetado durante tantos meses, con lo que además ello conlleva económicamente.
Pero precisamente por esto mismo, es lo que te sube al cielo cuando das una gran montería en abierto. Y por ello es, por la dificultad del evento, lo que te engancha a seguir en esto”, afirma la organización.
Con las previsiones a la baja después de tres días de temporal de viento, niebla y agua que azotó de lleno a esta altísima solana de la “Hoya del Mortero”, se citó a los monteros a las 08:30 horas de la mañana en el bonito pabellón de caza de la casa de la finca.
Puntualidad por parte de los monteros, un buen desayuno y una oración a la Virgen de Guadalupe para dar comienzo al sorteo de los puestos de esta divertida montería.
La montería apuntaba torcida con el temporal previo, pero se torció un poco más al tener que esperar hasta casi las 12:00 horas de la mañana a un grupo de compañeros extranjeros que no daban con la finca por culpa de seguir los mapas que la tecnología GPS les indicaba.
Dos sorteos y dos monterías totalmente distintas la que se vivieron el pasado domingo 23 de octubre.
Mucho frío, viento y niebla tuvieron los puestos de los collados y los monteros que ocupaban los puestos más altos de los cortaderos. En cambio, con una temperatura muy buena, sin prácticamente viento y nada de niebla cazaron el resto de los monteros.
Con estos datos, aquellas personas que no conocen esta finca se pueden hacer una idea de la gran altitud a la que se encuentran los monteros que ocupan los collados. Monteros que muchos de ellos no pudieron casi cazar cuando la niebla se hacía más espesa, oportunidad meteorológica que jabalíes y venados supieron aprovechar para volcarse a la umbría de Matallana sin ser ni siquiera apuntados por las armas de los monteros, al no poder identificar ni ver a los animales que les pasaban prácticamente delante de las narices.
La suelta de los perros daba comienzo más tarde de lo habitual, llegando a las 13:30 horas del mediodía. Los guerreros de Plaza, Villa, Nica y Jesus Rosales salían como cohetes de los furgones en busca de los guarros y venados de la sierra de la finca desde la linde de Navalconejo.
Al Este, también dejaban salir a cazar a sus perros amigos de la organización de Morales Arce como son Pedro Casillas, El Chata y David El Niño, buscando el choque con sus compañeros que venían del cierre de Navalconejo.
En los barrancos más bajeros de la mancha y también desde la linde de Navalconejo para cazar en dirección este hacia el pantano de la finca, cazaban con sus buenos guerreros Crispín y Jorge.
En solitario soltó Agustín para intentar sujetar un poco la caza que fuera de huida de las manos que venían de la linde de Navalconejo.
Al soltar en cada mano las carreras y ladras sucedían por todos sitios. En cambio, los rifles no sonaban, la caza juega con mucha ventaja en esta mancha. Mucho monte y mucha pendiente les facilita dar esquinazo a los perros y a estos les cuesta mucho más trabajo meter a los animales en líneas de tiro.
“Muchas ladras que se perdían sin jugar lance en la cuerda, no me lo explicaba, no sabía bien que sucedía en lo más alto de la sierra, hasta que el postor me sacó de dudas, “Pepe, varios puestos de los collados no pueden tirar, no ven la caza por la niebla y es mejor no arriesgar”, explican.
Gran actuación la de estos monteros que decidieron bajar sus armas ante una visibilidad reducida que imposibilitaba el lance.
Poco a poco la montería avanzaba, muchas ladras, pero muy pocas detonaciones “estadísticas que me iban hundiendo cada vez más desde el peñón que hay en los barrancos de la parte más baja de la mancha y que me enseña y deja ver toda, absolutamente toda la montería y por tanto poder “ayudar” a las manos de perros y a sus rehaleros” añaden.
“No más de 90 detonaciones puede marcar en el contador a las 16:45 h, hora que finalizó la montería al escuchar las caracolas que llamaban a recogida.
Pues bien, si en la crónica del año pasado se pudo leer como critiqué la mala puntería de los allí presentes, que acortaron mucho lo que pudo ser claramente un resultado final mucho mejor del que fue. Este año en cambio, los monteros me salvaron de un gran “batacazo”, descalabro que ya tenía más que asumido antes de terminar la montería, y es que, en la caza, como en muchas cosas en la vida, es de sabios no adelantar acontecimientos hasta no ver con tus propios ojos” explica el capitán de la montería con resignación.
Los 55 puestos del pasado 23 de octubre y con tan solo 90 detonaciones en una finca donde los tiraderos no son nada fáciles, consiguieron hacer un más que digno plantel final con 18 venados, 5 jabalíes y 2 ciervas. Bonitos, más que bonitos venados los de esta finca, que todos los años se pueden ver en el cemento de la junta de carnes.
Un claro ejemplo de la dificultad de la caza en abierto desde que se empieza a preparar la mancha hasta las sorpresas de última hora que el tiempo brinda a los monteros.
¡Enhorabuena a la organización por superar estas adversidades y conseguir aun así tales resultados!