En HUNTY y posiblemente todos en este sector conocemos y amamos a este gran pequeño animal, el corzo. El capreolus capreolus se trata de un animal mamífero, símbolo de la elegancia, de la gracia y de la ligereza.
Hay que destacar el físico también influye en los procesos, cuenta con unas patas delgadas y ágiles, su cuerpo es esbelto y muy musculoso, tiene un cuello largo y hocico pequeño y expresivo.
De forma general, la distribución y el hábitat potencial del corzo ha experimentado un notable incremento en los últimos años, puede dividirse en tres núcleos de importancia y sus áreas de expansión. El primero se corresponde con el tercio norte Peninsular, con una población continua desde Galicia hasta el Pirineo gerundense, a su vez ramificado con el Sistema Ibérico y parte del Sistema Central. De este núcleo provendrían poblaciones de tamaño variable detectadas en Castilla y León, Cataluña y Valencia. El segundo núcleo sería la franja existente desde Las Batuecas hasta el extremo norte de Córdoba y Jaén, con importantes poblaciones en Cáceres, Toledo y Ciudad Real. En Cádiz y Málaga existe una población aislada del resto de España.
Nos encontramos ante un habitante de zonas boscosas, sean atlánticas o mediterráneas, pero con la necesidad de contar con parajes abiertos y clareos, así como un aporte constante de agua. En los últimos años con la expansión de sus poblaciones, también se ha observado una adaptación a entornos agrícolas que cuentan con menor cobertura forestal y arbustiva, al igual que otros países de Europa.
No obstante… ¿Cómo se dispersan?
El corzo es una de las especies más apasionantes y sorprendentes de las que ocupan nuestros montes, con comportamientos y aspectos de su biología que llaman la atención, hasta el punto de generar casi una obsesión entre aquellos que se aventuran a profundizar más sobre ella, de ahí que sea conocido como “el duende del bosque”.
Entre los patrones que han sido objeto de estudio en los últimos tiempos, destacan las causas que provocan la dispersión de la especie y que motivos provocan que los individuos más jóvenes se vean obligados a avanzar hacia otros territorios más o menos alejados de sus lugares de nacimiento.
En ese sentido, un trabajo realizado por Ducros y colaboradores y publicado a comienzos de este mismo año, trata de conocer con mayor profundidad estos comportamientos.
Para ello marcaron con collares GPS 154 corzos juveniles y trataron de monitorizar su dispersión para intentar entender cómo se producía este proceso. Los autores encontraron seis estrategias diferentes adoptadas por los animales marcados.
De ese modo, pudieron comprobar que casi la mitad de los animales marcados presentaron una acusada filopatria, esto es, un importante vínculo con sus zonas de nacimiento y terminaron quedándose en ellas o realizaron pequeños movimientos exploratorios en el entorno sin alejarse de él. En torno al 40% de los ejemplares se dispersaron, si bien, de éstos, uno de cada seis regreso al territorio de origen y permaneció en él (4). El resto, casi un 15%, presentó una táctica de dispersión progresiva, con un movimiento gradual desde sus zonas de nacimiento para establecerse en otros o para seguir explorando nuevos territorios.
Se observó además que la táctica empleada en la dispersión estaba fuertemente influenciada por el hábitat del entorno de cada individuo, de modo que en territorios con paisajes heterogéneos, con recursos de agua y alimento de calidad y pocas molestias humanas, la dispersión fue menor, existiendo una mayor probabilidad de que los individuos permanecieran en esos lugares, utilizaran una táctica de dispersión gradual o incluso que retornaran a esas zonas de origen.
Por todo ello, los autores pudieron concluir que el comportamiento de dispersión de los corzos jóvenes no solo depende del individuo que lo realiza, sino también de las condiciones del entorno en el que se encuentra y además, cada ejemplar puede adoptar diferentes tácticas en función de la presión de selección en cada territorio, lo que puede tener importantes impactos en la dinámica de cada población y nos pueden ayudar a comprender mejor a la especie y a establecer estrategias que mejoren su gestión.
Uno de los factores más importantes en la distribución de este pequeño cérvido es su hábitat predilecto…
¿Cuál es su hábitat preferido?
Los bosques europeos de alerces y abetos constituyen el hábitat europeo originario, pero no exclusivo, del corzo; a diferencia del ciervo, el corzo se ha adaptado perfectamente al nuevo hábitat creado por el hombre, y ha modificado en muchos casos su alimentación, que ya no está constituida exclusivamente por hojas y brotes de plantas.
El hábitat típico del corzo son los bosques poco densos, viviendo tanto en los de árboles caducifolios como en los de coníferas, con tal de que sean relativamente húmedos y presenten abundante sotobosque en donde poder ocultarse. También ha ido colonizando los nuevos biotipos creados por la influencia humana, siempre que presenten suficiente cobertura vegetal: bosques de repoblación, zonas de cultivo (en donde encuentran abundante alimento) con matorral próximo, etc. Asimismo, sobrevive en lugares donde el bosque ha sido degradado: rebollares, chaparrales, etc. La falta de agua constituye un factor limitante para el corzo.
El incremento numérico del corzo también está ligado al abandono, por parte del hombre, de la franja de colinas y de montaña baja; muchos terrenos, que ya no se consideran rentables, son abandonados, así como también lo son muchos pueblos; los prados antaño cultivados se vuelven a cubrir de hierba y de matojos, el sotobosque se hace más espeso y vuelve gradualmente el bosque.
Todo ello favorece notablemente el descenso del animal desde la montaña hasta el valle, incluso en periodos que no son los primaverales. También la caza, al seguir una orientación selectiva, ha contribuido a este fenómeno, tomando el lugar de los predadores naturales desaparecidos. De esta manera, el hábitat del corzo europeo cubre una franja de territorio muy vasta, desde los 1700-1800 m hasta casi el nivel del mar, aunque en nuestro país el corzo tiende a situarse en zonas montañosas así como terrenos agrícolas con pequeña cubierta forestal.
Desde Hunty esperamos que a muchos de vosotros os encante leer artículos de este tipo y disfrutar de la pasión por esta modalidad que sin duda llevamos en nuestra genética. ¡Viva la caza del duende!