Caza y conservación cada vez van más de la mano. Pese a esto, años atrás estaba claro que la visibilidad de la caza respecto a la conservación ha sido muy complicada. Actualmente por suerte, las nuevas generaciones cada día están mucho mas concienciadas y buscan siempre un equilibrio, caza sostenible, un disfrute real de la caza actual y siempre comprometidos a ayudar a la conservación de todo tipo de fauna y paisajes.
Actualmente falta un consenso generalizado sobre lo que es realmente la práctica de la caza sostenible y su gestión. A pesar de ello, al igual que se puede establecer la insostenibilidad de las actuaciones por sus efectos negativos, también se puede establecer la sostenibilidad cuando ninguna de las actividades o actuaciones cinegéticas, afecten negativamente a las poblaciones en cuanto a ellas como un recurso natural renovable ni a la conservación del medio natural que conforman.
Según el Convenio de Berna, en la Carta Europea sobre Caza y Biodiversidad, se definió por termino de “caza sostenible como: el uso de especies de caza silvestre y sus hábitats en un modo y a un ritmo que no conduzca a la disminución a largo plazo de la diversidad biológica o entorpezca su restauración. Ese uso mantiene el potencial de la diversidad biológica para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las de las generaciones presentes y futuras, así como el mantenimiento de la caza como una actividad aceptada social, económica y culturalmente (sobre la base de la definición de “uso sostenible” en el artículo 2 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD)).
Cuando la caza es llevada a cabo de manera sostenible, puede contribuir positivamente a la conservación de las poblaciones silvestres y sus hábitats, y también beneficiar a la sociedad.
Los cazadores de países del norte de Europa siempre han ido un paso por delante respecto a los del Sur en cuanto a caza y conservación, fomentando siempre recuperación de especies emblemáticas. Pese a esto, España es, después de Francia, el país europeo con mayor número de cazadores. Según un informe reciente publicado por el Círculo Fortuny, en nuestro país hay unas 850.000 licencias de caza, un número considerable, aunque menor que hace siete años, cuando el número de permisos en nuestro país superaba el millón. Con estos datos estaba claro que tarde o temprano el futuro de la caza estaría en manos de las nuevas generaciones y el cambio radical estaba por llegar, y así ha sido, España encabeza el compromiso del sector cinegético con planes de recuperación y ayudas a las especies.
Un claro ejemplo… el lince ibérico (Lynx pardinus)
Se trata de una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae, endémico de la península ibérica. Es un felino de aspecto grácil, con patas largas y una cola corta con una borla negra en el extremo que suele mantener erguida batiéndola en momentos de peligro o excitación. Sus características orejas puntiagudas están terminadas en un pincel de pelos negros rígidos que favorece su camuflaje al descomponer la redonda silueta de su cabeza.
También son características las patillas que cuelgan de sus mejillas. Aparecen a partir del año de vida, cuando apenas cuelgan por debajo de la barbilla y aumentan de tamaño con la edad. Los machos tienen las patillas y los pinceles negros y más largos que las hembras.
Es un lince de pequeño tamaño. Pesa aproximadamente la mitad que el lince boreal o euroasiático (Lynx lynx). Los machos adultos pesan un promedio de 12,8 kg y las hembras sobre 9,3 kg, llegando a pesar los machos hasta 20 kg.
Por suerte hoy podemos decir que casi ya no es el felino más amenazado del planeta debido a el compromiso de todo un país, gracias a científicos, cazadores, veterinarios, guardas forestales y rurales e ingenieros forestales, de monos o celadores de de medio ambiente.
Su hipotético problema… “La falta de conejos (base vital de su dieta) debido a la caza”
La caza ha estado vinculada a la falta de alimento clave para lince ya que hay que destacar que en época de cría las hembras de lince necesitan obligatoriamente disponer de conejos para sacar adelanta a sus crías, si no la probabilidad de muerte de los cachorros durante el primer año de vida es muy alta. También esto es debido a que la principal causa de este descenso es la incidencia de una serie de brotes consecutivos de la enfermedad hemorrágico-vírica (RHD), que ha diezmado las poblaciones de conejo en sus hábitats potenciales.
Resultado de recientes estudios, la caza ha resultado ser una gran aliada para el lince debido a que en las principales zonas de recuperación del conejo se han estado conformando gracias a una numerosa serie de actuaciones… compromiso de sociedades de cazadores, cotos privados, suplementación de alimento, creación de refugio, vacunación de conejos etc… y es ahí donde se han establecido y recuperado las mayores poblaciones de conejo y donde además actualmente se establecen las mejores poblaciones de lince.
Actualmente, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha confirmado que la finca «La Garganta», coto privado de caza enclavado en pleno Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona, cuenta sin duda con la población de linces ibéricos en estado silvestre más importante del país, con más de treinta ejemplares. Así lo ha asegurado el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural.
Además, el lince también favorece enormemente nuestro sector mediante un inmejorable equilibrio de poblaciones de otras especies cinegéticas además de controlar y eliminar hasta un 80 por ciento de otros depredadores de pequeño o mediano tamaño…
Sí, tal y como lo leemos, un reciente estudio del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC) ha demostrado que el lince es el mejor aliado de los ecosistemas cinegéticos.
El estudio concluye que la presencia del felino elimina hasta un 80 por ciento de otros depredadores, como los zorros o los meloncillos, que se alimentan de conejos y perdices, especies de elevado interés, principalmente en el ámbito rural, y cuyas poblaciones han aumentado en dichas zonas, según los resultados del estudio científico.
En concreto, el estudio tras la reintroducción de un macho y una hembra territorial y sus crías en la zona de estudio supuso la desaparición de 19 zorros, 11 meloncillos, 3 garduñas y 1 gato asilvestrado al segundo año tras la reintroducción. Este cambio en la comunidad de carnívoros estuvo ligado a la increíble recuperación del conejo y la perdiz roja en las zonas ocupadas por el lince. La reducción del consumo de conejo por toda la comunidad de carnívoros se estimó en el 55,6 por ciento.
Por todo esto, el lince se sitúa en lo “más alto” de la cadena alimenticia, estructurando el ecosistema e impidiendo que los depredadores más pequeños invadan el territorio de conejos y perdices, conllevando así todo un “impacto positivo” en las zonas que los programas de reintroducción y conservación ex situ del lince ibérico se han llevado a cabo.
Ha supuesto un antes y un después, no solo en el estatus de conservación del lince, sino también de la restauración de su funcionalidad ecológica, para lo que también ha resultado fundamental la increíble aceptación social que han tenido las reintroducciones del lince ibérico a lo largo de todo el territorio nacional.
¡La caza es vida, compromiso y conservación! ¡Las nuevas generaciones tenemos mucho por demostrar aún! ¡Viva la caza!
Alejandro López