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EL OJEO DE PERDIZ, UNA TRADICIÓN ÚNICA

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La caza se ha convertido con el transcurso de los años en el deporte más practicado al aire libre, después de la pesca. En HUNTY hemos comprobado que la caza actualmente es el segundo deporte más practicado en España con el mayor numero de federados después del fútbol. Hoy hablamos sobre una de las más populares modalidades cinegéticas en nuestro país y conocida internacionalmente, la caza de la perdiz roja.

Esta modalidad atrae cada temporada a miles de entusiastas de la cacería deportiva. Junto con la montería, el ojeo de perdices es una de las modalidades de caza con más arraigo y tradición en nuestro país.

El ojeo es una forma de caza menor que principalmente se usa para la caza de la perdiz. En ella, se ponen unos puestos de cazadores al final de una extensa zona, y en el otro extremo se ponen los ojeadores, que son unas personas provistas de pañuelos, palos, etc. para hacer ruido y asustar a los animales

Con el sonido de una corneta comienzan a ir en dirección a los puestos de cazadores, a la vez que van haciendo salir a las perdices que se dirigen volando en dirección contraria. Así, los cazadores solo tienen que estar atentos a cuándo pasan los animales para abatirlos. El ojeo se da por concluido cuando se juntan ojeadores y cazadores. Se suele hacer un recuento de las piezas abatidas para que los propietarios del coto puedan hacer un control cinegético de las especies.

Los cazadores en sus puestos suelen esconderse tras un parapeto de caza para no ser vistos; suelen ir acompañados de una persona que se encarga de recargar la escopeta (normalmente llevan dos) así como de recoger las piezas abatidas una vez concluido el ojeo. Los ojeadores llevan prendas de vestir fosforescentes que hacen que se les vea mucho y así se evitan posibles accidentes con los cazadores. En el momento en que son vistos, los cazadores deben declinar todo disparo hacia donde éstos se encuentran.

Este tipo de caza se realiza en grandes cotos, principalmente privados y gestionados por particulares. Además, este tipo de caza menor no solo representa un deporte ampliamente aceptado, sino que también encarna una importante actividad económica, pues involucra aspectos como la compra de escopetas, rifles, gran vida a la restauración, gasolineras, hoteles, comerciales de piensos, perros, armerías y venta de municiones y todo lo relacionado con la logística para el desplazamiento en las zonas más olvidadas de nuestro territorio.

Cada coto cuenta con características específicas para la cacería de perdices. Para abordar el tema, los expertos, explican que un buen coto debe contar con áreas formadas por montes, llanos, valles y las vegas, donde vive la perdiz roja. Así mismo, los especialistas destacan que el lugar elegido debe permitirle al cazador disfrutar del paisaje y del propio ojeo de perdices.

La actividad supone un gran impacto positivo…

Estimaciones facilitadas por la Oficina Nacional de Caza (ONC) afirman que el sector de solo esta modalidad generó en el último año más de 5.000 millones de euros, abarcando unos 54.000 puestos de trabajo.

Todo esto se traduce en un impacto positivo para el 80% del territorio donde se realiza la actividad, y que involucra directa, o indirectamente, a unos 5 millones de personas. Otro dato importante es el que se refiere a la cantidad de licencias que existen actualmente, las cuales representan un número más que considerable en nuestro país.

Debido a sus ventajas geográficas, España se ha convertido en un entorno privilegiado para los ojeos de perdiz. Miles de personas con alto poder adquisitivo toman parte de esta industria que involucra a la perdiz roja y su cacería deportiva.

Y es que hay pocas actividades como esta que suponen para el cazador emocionantes encuentros, así como el disfrute de largos paseos por el monte y la agradecida compañía de su perro.

Nuestro país, el destino favorito para la caza internacional…

España, nuestro país, es uno de los principales destinos de los cazadores de todo el mundo para la práctica deportiva. De hecho, existen 14 especies de caza mayor, 9 de las cuales son únicas en el planeta.

Se puede mencionar al macho montés, rebeco cantábrico, rebeco pirenaico, boc balear, arruí, corzo, ciervo ibérico, jabalí, venados o el muflón. Es decir, especies de mamíferos superiores a los 20 kilos, según la disposición de la Memoria Estadística Anual de Caza que es elaborada por el Ministerio de Medio Ambiente.

Respecto a las cacerías de menor, estas se realizan en torno a animales más pequeños, como es el caso de los conejos, la perdiz roja, palomas, liebres, la codorniz, tórtolas, el faisán, ánades y otras aves acuáticas.

En total existen unos 43 millones de hectáreas en las que es posible practicar la caza sin contratiempos. Esto abarca unos 40.000 cotos.

Según las autoridades, el impacto económico de la caza involucra múltiples sectores, que van desde la hostelería, las armas, los veterinarios, transporte, energía y la taxidermia.

La caza representa una actividad económica que ha servido para dinamizar el mercado turístico y el de las armas, entre otros. Cada vez son más las personas que llegan al país para practicar esta actividad recreativa que involucra a miles de personas y familias en todo el territorio.

En el caso de las perdices, la tradición española ha marcado la pauta para el desarrollo de una cacería responsable y sostenible, que mantiene a la especie en un número acorde respecto al territorio que ocupa.

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