La mañana del 28 de octubre amanecía nublada con sol racheado y un viento molesto
que endiablaba la jornada. En esta ocasión, a pesar de quedar en el Hotel de Encinasola, tras dejar un tiempo prudente para que los monteros desayunasen, se desviaban a la nave del ferial para
comenzar con los preparativos de la jornada de caza propiamente dicha.
Caras reconocidas del panorama montero español se daban cita en este día de caza que
prometía ser de lo más entretenido. Antonio Luis Boza, tomaba la palabra ejerciendo de Capitán de Montería para facilitar la recuperación de Paco Berjano, que a Dios gracias, ya lo tuvimos presente entre
nosotros, pero un poco entre bambalinas sin las preocupaciones propias de la organización. Don Javier Muñiz también aportaba su granito de arena en la organización y tras el correspondiente rezo otorgado por Emilio Jimenez comenzaba el sorteo con las posturas de movilidad reducida, como viene siendo habitual en esta organización.
Poco a poco fueron saliendo los monteros a recoger su suerte de la mesa y las armadas
comenzaron a partir hacia el cazadero. Los cierres del vertedero y de la linde del Campillo, el de Gonzalo Gil eran los primeros en romper filas, dado el gran recorrido que tenían que hacer para llegar al cazadero y poco a poco fueron saliendo los demás como el que me tocó en suertes, el dos de la Casa Rural, postura que todo sea dicho, ocupé hace ya tres temporadas con resultado negativo.
No habían terminado de entrar las traviesas cuando una pelota de reses con un vareto, siete ciervas y dos venados de vagón de cola se me presentaban y temblando como un flan jugué lance infructuoso con todas ellas, la verdad no sé, donde carajos estoy dando los tiros esta temporada.
No tardaba la traviesa siguiente en jugar lance tras mis disparos y poco a poco se fue
animando la fiesta.
Antes de soltar ya se habían escuchado casi una veintena de disparos y fue justo después
de esta, pasado el medio día, cuando comenzó la fiesta. La jornada fue un estrépito de carreras, ladras y disparos, llegando a contabilizarse más de ciento treinta detonaciones. Hubo armadas que se quemaron las pestañas, como pudo ser la del amigo Emiliano que cobraba dos venados, donde una de las posturas llegó a jugar once lances sin tocar pelo, siendo una armada que jugó lance del primero al último de los puestos. Emilio Rastrojo se quedaba con un precioso venado en un lance
estrepitoso y a gran distancia, era uno de los mejores.
El verdadero afortunado fue Jose Contreras que abatía en un primer lugar el mejor venado de la montería y que a la postre se quedaría con otro bonito de diez puntas. Sin duda, esta tierra adora a esta familia que tanto la ha cazado y que con respeto y ética siempre ha tratado. ¡Enhorabuena!
Hubo otros monteros afortunados como José Vazquez con tres venados o Javier con un
venado bastante curioso y otro de doce puntas. El trabajo y esfuerzo con que cazaron todas las rehalas se vio reflejado en el plantel, que junto con la gestión que durante los últimos años está realizando Monteros de Encinasola en esta preciosa finca lució un total de 23 venados, con seis de ellos
destacables, por encima de la media de montería y 10 jabalíes entre los que había un
bonito navajero. Sin duda, otra buena jornada para esta bonita finca onubense.
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