El muflón común o muflón europeo (Ovis orientalis musimon) es uno de nuestros grandes artiodáctilos de la subfamilia Caprinae. Existen múltiples poblaciones en nuestro territorio peninsular.
Sin duda el muflón está experimentando mucho auge en los últimos años, cada día son más los cazadores que nos solicitan recechos sobre esta bonita especie tanto en monterías como en rececho pero más aún si se caza en alta montaña en algunos de nuestros paraísos indescriptibles para su caza.
El muflón europeo es uno de los animales mejor adaptados y más difíciles de cazar de todos los que habitan las montañas europeas. Su excelente vista, su facilidad para enrocarse y el hecho de ser un animal gregario y, por tanto, que se encuentra generalmente en grupos numerosos, hacen de su rececho todo un desafío.
La caza de alta montaña, nada tiene que ver con la de los muflones que se encuentran generalmente en fincas cerradas o llanas del centro de la península. La obtención de un buen muflón de montaña, cazándolo a más de 2000 metros de altitud es tanto o más difícil que la de un buen rebeco. Desde los Alpes hasta el sur de España, podemos encontrarlos en las montañas más escarpadas, destacando las poblaciones del Pirineo.
La caza se lleva a cabo en rececho, muy similar a la del sarrio, en zonas de alta montaña. Hay poblaciones en diferentes altitudes y zonas de todas dificultades, pudiendo adaptarse las cacerías sin ningún problema a la forma física de cada cazador.
La modalidad de rececho en montaña supone que la caza se realiza en cotas que van desde los 1300 a los 2800 metros de altitud, en parajes de bosque, prados en los valles y abruptas montañas altamente nevadas en invierno que hacen de este tipo de caza una modalidad, en algunos casos, de caza extrema. La densidad de muflones en el pirineo ha experimentado un auge importante en los últimos años, pudiéndose localizar grandes rebaños con machos de altísima calidad.
Las mejores fechas para su caza se producen como con la mayoría de los animales, durante el celo, es decir a finales de octubre, pero sobre todo, en noviembre. Todos los amantes de esta modalidad, sabéis que no se puede hablar o escribir de la caza a rececho si no la has vivido, si no la has sufrido o si no la has disfrutado.
Lo que nos brindan nuestros bóvidos en esas semanas de noviembre son recechos en estado puro y en el quizá mejor momento del año el del celo de nuestras cuatros especies de montaña. Para conseguir dar caza a esos ejemplares de soberbios trofeos que suelen mostrarse de lo más esquivos e invisibles el resto del año. Son éstas, por tanto, semanas de celo y de caza a rececho desde las dehesas hasta las cumbres de nuestras montañas.
Hasta el momento el rececho parece todo muy bonito, pero también hay puntos en contra…
Todo cazador que se aventure al rececho del muflón en alta montaña tiene que ser consciente de que en estas fechas las cacerías estarán ya presididas por el frío, con lluvia, viento, niebla, hielo e incluso nieve como agentes meteorológicos propios del mes en el que nos encontramos durante el celo. Éstos no dejan de ser inconvenientes a la hora de recechar en cualquier escenario, para qué negarlo, si bien los equipos que disponemos en la actualidad nos permiten contrarrestarlos en buena medida. Sin embargo, a nuestro favor en esta época tenemos la actividad frenética de los animales, que nos permite localizarlos con mayor facilidad porque los machos dominantes ya han tomado posesión de los rebaños, y eso supone mucho ajetreo en busca del favor sexual de las hembras que componen los harenes y también para alejar a los machos que osan disputarles la jerarquía.
Por último, pero sobre todo pensando en las cacerías donde el terreno pica hacia arriba de lo lindo, un consejo nuestro es que cada uno nos marquemos un ritmo asequible para no quedar desfondados a la primera de cambio. Hagamos paradas frecuentes que nos sirvan para recuperar fuerzas y observar minuciosamente el cazadero con los prismáticos, intentemos ganar la suficiente altura para poder entrar a la caza desde arriba, valoremos con paciencia aquellos animales que encajan dentro de lo que vamos buscando y, finalmente, una vez tomada la decisión de tirar a un determinado animal y tras hacerle una sigilosa entrada, concentrémonos de lleno en el disparo y ejecutémoslo cuando no nos quepa la menor duda de que acertaremos a la pieza.
Sin duda para el equipo de HUNTY este es otro de los puntos clave a tener en cuenta, asegurar los tiros en montaña. Pese a lo escarpado del terreno y la dificultad del acercamiento a estos animales de montaña, la entrada es una de las partes más bonitas de esta caza, asegurar una distancia y posición correcta de tiro, supone un acierto para abatir al animal ya que dejar un animal herido o pinchado puede suponer una dificultad extrema en su recuperación poniendo en riesgo algo que no merece la pena, nuestra integridad física.
Nuestro muflón, debido a todas estas facultades en su estado salvaje, resulta una especie merecedora de ser incluida en la élite de la caza mayor ibérica.
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