Con la intención de completar un magnífico fin de semana montero y viendo que las fincas
estaban cargadas de rastros, adeantó Morales Arce la finca de Los Barreros que en un principio
estaba fijada para el catorce de octubre, a la mañana del domingo ocho de octubre.
Con la lección aprendida con la experiencia del día anterior en Lomo de Hierro, citaba a sus
monteros mucho más temprano para comenzar a cazar antes y así darle un pequeño respiro a
las rehalas, que en su segundo día de caza necesitaban aprovechar el pequeño albor del día
para cazar con temperaturas un poco más frescas, y es que un par de grados se notan en los
120 minutos que va a estar el perro a pleno rendimiento.
Los monteros llegaban ilusionados a una nueva jornada de arranque de temporada, en la que
disfrutar de esta magnífica finca extremeña y Pepe lo sabía, por eso quería exprimir al máximo
el limón para sacarle el jugo a este segundo día.
El sorteo fue rápido y por armadas y la salida no se demoró, sobre las diez de la mañana se
daba la orden de aproximarse a las rehalas y abrir portones para que todos disfrutasen de una
buena mañana de caza.
Y así fue, poco después de soltar y cuando se estaba formando la mano ya se escuchaban
ladras y disparos que fueron siendo tónica general durante el transcurso de la montería y hasta
que finalmente fue agonizando por las excesivas temperaturas.
Al finalizar, los cazadores degustaron una magnífica comida en la que el protagonista siguió
siendo el calor, mientras se sacaban al plantel los veinte jabalíes y dos venados que se
cobraron mas algunas ciervas de gestión.
Cerraba así un buen arranque de temporada Cinegética Morales Arce, pudiendo haber sido
mucho mejor de haber tenido otras condiciones meteorologícas.
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