Con la lengua arrastrando como se suele decir llegábamos a la última jornada del primer
puente montero de la temporada que comenzó el día 12 hasta el 15. Cuatro jornadas de
montería que iban a desembocar en la finca del Puerto de San Blas, cazando con Jesús
Carrero y Monteros del Hito. No conocía la finca hasta el momento, había escuchado hablar de ella, mucho, y todo bueno.
La gasolinera Valcarce nos acogía a las ocho de la mañana del día de autos, en la que
tras un desayuno contundente de buenas migas, tomaba la palabra Jesús Carrero en los
aparcamientos para dar las últimas indicaciones sobre la mancha, aspectos de seguridad
a tener siempre en cuenta dando paso a un padre nuestro por los monteros que ya no
están para comenzar con el sorteo.
Las bolas del bingo repartieron en suertes a los monteros y poco tardó en resonar mi
nombre entre los allí presentes. En suertes el cuatro del cierre del Rosal, la cosa se ponía
interesante cuando el ocupante del 3 le preguntaba a mi buen amigo Chano y le contestaba que esas puertas tiraban todas, y más aún cuando le mostraba la papeleta al amigo Kikino y se reía de forma pícara.
Las armadas fueron partiendo, en un día ventoso y fresco. La finca, situada a un par de
kilómetros de la autovía es todo un espectáculo, formada por una gran sierra que da
paso a unas llanas con mariposas de monte, un eucaliptal en la parte posterior y una
repoblación que separa las jaras de la parte alta de la sierra de la dehesa del sopié, para
quien no la conozca, todo un paraíso para la caza.
La acción se produjo desde el minuto uno. Al llegar al puesto, me marqué con el amigo
Caballero y familia que ocupaban el cinco, y comenzó el baile. Ya se escuchaban
algunos disparos de los primeros puestos de nuestra armada y del cierre contiguo, la
caza se estaba moviendo. No tardé demasiado en escuchar los jabalíes relatar entre ellos
dentro de la espesura mientras los mirlos salían despavoridos. Había que estar atentos.
Cuando la mancha estuvo cerrada entraron las rehalas al cazadero y tras la suelta fue
todo un espectáculo de ladras, lances, disparos por doquier, algo difícil de describir para
alguien que no haya sido afortunado de estar allí.
Además, la caza estaba muy repartida, por lo que los lances se fueron sucediendo a
medida que el fuerte de las rehalas avanzaba por el gran serrachón de monte, ofertando
lances a la inmensa mayoría de los monteros. Al menos yo, no salía de mi asombro por
la cantidad de caza que no paraba de transitar mi puesto, y los de los vecinos.
No tuve un gran día, mentiría si hiciera esa afirmación, probablemente tuve delante de
mi el puesto de la temporada que no supe defender, colocando malamente la inmensa
mayoría de los numerosos disparos que hice. Cinco lances para cobrar dos venados y
una jabalina, colándose un gran cochino sin tirar y ocho jabalíes más sobre los que no
quise jugar lance por su escaso porte. Gran día en lo particular y también en lo general,
dado que mi vecino en el 5 se hacía con un venado y un jabalí, en el seis José David
Cansado se hacía con un venado y así sucesivamente prácticamente la totalidad de la
montería.
Afortunado mi tocayo Hormigo, que conseguía hacerse con un venado precioso en un
lance trepidante, habiendo encajado los tres disparos sin acusarlos, cobrándolo gracias
al perrero. Afortunado también Pedrera que se hacía con un doblete de venados para remontar la
sequía de lances del finde. Uno de los mejores venados fue para el amigo Santiago que en el sopié consiguió abatir con mano diestra.
Los amigos del Imperio del Jabalí, Tato y Marcos, veían como las reses le cumplían por
el viso sin la posibilidad de jugar lances con ellas, estando entretenidos durante toda la
jornada observando como sus vecinos jugaban los lances, pasándolo en grande.
El mejor jabalí de la jornada fue para el amigo Alfredo rompiendo así la racha que
llevaba sin abatir jabalíes con boca.
Podría seguir con todos y cada uno de los allí presentes, pero sería extenderme
demasiado. Felicitar primeramente a la organización por el cuidado y preparación de
esta jornada montera y seguidamente y no menos importante, a todas y cada una de las
rehalas que pusieron empeño ya no únicamente en sacar y empujar la abundante caza a
las posturas, sino a la hora de cobrarla, y como muestra un botón, a mi concretamente la jabalina y uno de los venados, que de no haber sido por el amigo Juan Luis Verdejo, podrían haber quedado allí, en cuyo pisteo además perdí una navaja, pero como siempre digo, nunca des un animal por perdido si da una sola gota de sangre.
Al plantel finalmente acudieron la friolera de 22 venados, 20 jabalíes y 6 ciervas para 31
puestos, que nos atrevimos a disfrutar de una jornada montera con sabor auténtico.
Ponía así el broche final Monteros del Hito, a un fin de semana de caza inolvidable para
arrancar temporada.