En HUNTY todos sabemos que en los tiempos que corren las facilidades en la caza son más que visibles…
Aún recuerdo cuando infinitas historias, recuerdos y saberes eran contados por muchos de nuestros abuelos, saberes los cuales habían ido adquiriendo con el tiempo y se trataban de infinitud de conocimientos sobre el campo y la naturaleza que siempre nos intentaban transmitir con todo su cariño.
En cambio, creo que no hubo ocasión en la que nos hablasen de tecnologías o facilidades si así podemos denominarlas como hoy en día estamos acostumbrados a disponer, aquello sí.. eso sí que era caza pura…
¿Por qué hablo de esto?
Con ello quiero dar a entender que a día de hoy las facilidades o tecnologías de uno generalmente son superadas por las del compañero y así sucesivamente… prismáticos, catalejos, cámaras, telémetros etc…
Por todo ello, ya que poseemos todas las herramientas necesarias para cosechar un animal, también las poseemos para justificar su cosecha mediante una valoración precisa es decir para localizar, juzgar, fotografiar, valorar y reconocer una y otra vez los ejemplares para así poder concluir con una selección más que exacta y correcta.
¿Cómo valoro un corzo correctamente?
En primer lugar, diferenciar el sexo es básico, en general se reconoce fácilmente en la época en que poseen la cuerna ya que los machos poseen cuernas con tres puntas (generalmente) y abundante perlado, en segundo lugar, una característica muy diferenciable es el escudo anal blanco con pelo erizable, el escudo anal blanco, con forma de riñón pertenece a un macho y de corazón invertido a la hembra, un distintivo bastante claro.
Una de las diferencias más destacables cuando los machos no poseen cuernas, es la claridad en que puede verse que los machos en la parte inferior del escudo anal no tienen ese penacho de pelo vulvar tan característico que poseen las hembras (Como una pequeña colita).
La forma del escudo anal, es sin duda el mejor y más seguro indicador del sexo, pues el blanco penacho de la vulva de las hembras resulta casi siempre más que visible en cualquier momento del año.
A partir de este momento, comenzaremos a valorar los diferentes machos de nuestro coto y justificar su cosecha por madurez.
Cabe destacar rasgos característicos que a simple vista pueden sugerirnos que estamos ante un corzo joven y uno adulto, características estéticas que un corzo maduro puede mostrar las cuales resultan bien justificadas si observamos entre otras: una frente de color más claro que oscuro, tonos más claros en general en el resto del cuerpo ya que a todos finalmente nos sale alguna cana, un cuello evidentemente más ancho que el resto de integrantes del grupo, un cuerpo bien formado, tendencia a poseer una grupa ligeramente mas inclinada hacia el suelo como si de displasia en un cánido se tratase o un pincel peniano claramente denso y abundante.
Para poder poseer una valoración acertada del animal, no debemos de olvidarnos por supuesto de sus actitudes y querencias, en general un corzo adulto suele ser mucho más esquivo y receloso, suelen luchar por obtener aquellos terrenos con mejor accesibilidad a comida, agua, refugio, pero también que ofrezcan protección ante usuales inclemencias meteorológicas que tanta molestia les causan como puede ser claro ejemplo el viento. Así mismo poseen predilección por lugares que ofrecen menos cercanía ante la posibilidad de tener cualquier encontronazo inesperado con seres humanos, difícil hoy en día, pero siempre en nuestros cotos existen enclaves más aislados y protegidos.
Por último y como todos esperáis que comente, la cuerna, es uno de los valores mas utilizados debido a su clara visibilidad para valorar in situ las diferentes edades de cada ejemplar avistado.
Aunque en contadas ocasiones puede haber excepciones, generalmente ciertas características indudablemente justifican un corzo entrado en edad o un corzo maduro, como característica prioritaria a valorar de un corzo maduro, destacaría el plano de horizontalidad o verticalidad de las rosetas.
Un corzo notablemente maduro, posee un engrosamiento de los pivotes, así como de una notable inclinación vertical de las rosetas hacia el exterior.
En cualquier caso, si tenemos la posibilidad de valorar todas las características mencionadas anteriormente con simultaneidad, hazlo, ya que todas estas características no son siempre norma en todo ejemplar y nos puede sorprender ya que un mínimo detalle de error en la valoración puede ser en muchas ocasiones inevitable.
Como conclusión a todo ello y tras su cosecha podemos valorar todo nuestro trabajo realizado, mediante la observación de las piezas mandibulares inferiores y sobre todo las más atrasadas, comúnmente conocidas como piezas molares y premolares como si de las nuestras se trataran, ya que sufren un desgaste notable con el paso de los años, justificándonos su avanzada edad.
¡El equipo de HUNTY os desea buenas jornadas de caza!